Los grupos anti-inmigrantes utilizan periódicamente una táctica común que consiste en hacer circular informes que advierten a los legisladores y al público en general acerca del carácter supuestamente amenazante de los inmigrantes. Estos informes tienden a retratar a los inmigrantes como una carga económica y fiscal, una amenaza para la integración social, o una amenaza política a un statu quo idealizado.
Siguiendo esta última línea, el Center for Immigration Studies (CIS) publicó esta semana un nuevo informe en el cual responsabiliza a los inmigrantes por la caída constante en los votos presidenciales obtenidos por el Partido Republicano. Según el informe, los inmigrantes son intrínsecamente más propensos a apoyar a los demócratas, principalmente porque “tienen preferencias políticas en lo que respecta al tamaño y alcance del gobierno que están más en consonancia con los progresistas que con los conservadores”.
Sobre la base de este diagnóstico simplista, el informe insta al Partido Republicano a reducir los futuros niveles de inmigración legal a los fines de detener el declive en el voto conservador. Por otra parte, al afirmar que la posición del Partido Republicano sobre la inmigración ilegal no tiene efecto en el voto de los inmigrantes, el informe implícitamente sugiere que el Partido Republicano no debería proporcionar una solución para los 11 millones de inmigrantes indocumentados .
Una de las limitaciones de este tipo de análisis es que parte del supuesto de que ciertas características (por ejemplo, el origen nacional) definen a ciertos grupos de personas como fundamentalmente distintos. En este caso, los inmigrantes son concebidos como esencial y necesariamente progresistas. Mediante la creación de falsos universalismos, estas explicaciones implícitamente atribuyen a todos los miembros de un grupo ciertas características que un subconjunto del grupo puede presentar en determinadas circunstancias y en algún momento. Este razonamiento es ciertamente peligroso, sobre todo si la condición de extranjero (que aparece directamente relacionada con la raza o el origen étnico) se entiende como un predictor inevitable de resultados no deseados. Pero teniendo en cuenta que los argumentos de índole racial son en la actualidad tanto social como políticamente inaceptables, una variedad de argumentos económicos, sociales, culturales, y en este caso, políticos se usan como herramientas más tolerables para demonizar a los nacidos en el extranjero.
El conjunto de supuestos sobre los que se basa el informe del CIS no es nuevo. Puntualmente, el artículo supone que (1) las actitudes políticas de los inmigrantes no van a cambiar con el tiempo; (2) los votantes en las comunidades de inmigrantes, en gran medida, constituyen un bloque monolítico y (3) a causa de la inmigración, el Partido Republicano está condenado perder relevancia en la política estadounidense. Ninguna de estas premisas es cierta.
Las identidades políticas son maleables y están sujetas a influencias contextuales
La identificación partidaria y el comportamiento electoral no tienen lugar en el vacío. Las circunstancias cambian, los gobiernos toman decisiones que conducen a ciertos resultados y los políticos adoptan iniciativas que impactan de una u otra manera en la población. Esos elementos, y muchos otros, afectan el comportamiento político de las personas. En otras palabras, no es posible predecir los resultados electorales futuros tomando como parámetro solamente la composición demográfica del electorado. La identificación partidaria es un proceso comunicativo bidireccional que une a los votantes con los partidos políticos. Por ejemplo, varios estudios han encontrado que ciertas estrategias utilizadas por el Partido Republicano para captar el voto hispano durante las campañas electorales han sido muy eficaces. La relación entre un partido político y un segmento del electorado depende de ambas partes, así como de la interacción entre esas partes y las circunstancias tanto presentes como pasadas que enmarcan dicha interacción.
La comunidad inmigrante es notablemente diversa- no sólo en cuanto a su composición étnica, sino también en sus comportamientos políticos
El informe del CIS expresa la idea de que la comunidad inmigrante en su conjunto tiende a ser pro-demócrata, y por lo tanto, la única solución para preservar el Partido Republicano es poner coto a la inmigración. Sin embargo, la comunidad de inmigrantes es claramente diversa y, de hecho, tradicionalmente inmigrantes de ciertos países han tendido a identificarse más fuertemente con el Partido Republicano. Cabe destacar que el voto latino fue crucial en la elección del presidente Bush en 2004. El hecho de que estas fuentes tradicionales de apoyo del Partido Republicano se hayan erosionado con el tiempo no es más que una indicación de que la identificación partidaria puede cambiar—y es probable que cambie nuevamente si el partido adopta una táctica de acercamiento diferente.
La política inmigratoria ofrece al Partido Republicano una valiosa oportunidad para recuperar el apoyo de las comunidades de inmigrantes
Una reforma migratoria que no sólo sea beneficiosa para la economía sino que también honre los principales valores estadounidenses ofrece a los legisladores republicanos una oportunidad única para reconstruir la confianza dentro de la comunidad inmigrante. Muchos congresistas republicanos y grandes franjas del mundo conservador han entendido esto claramente. El Partido Republicano tiene que reconocer—en lugar de demonizar—el valor de la comunidad inmigrante si aspira a seguir siendo un actor relevante de la política estadounidense. Explicaciones que se basan en generalizaciones engañosas e instan a los republicanos a ahuyentar a los inmigrantes no hacen más que dañar las posibilidades electorales del Partido Republicano en el futuro.
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